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DE RE PUBLICA. UN PALIMPSESTO POCO APRECIADO

¿QUÉ ES UN PALIMPSESTO?

Los palimpsestos son por definición: Códices escritos sobre folios de pergamino cuya primera escritura se eliminó mediante lavado o raspado para poder transcribir sobre ese mismo pergamino un segundo texto. También hay casos en los que aparecen reescritos una tercera vez, a éstos se les llama bis rescriptus o ter scriptus
Según su etimología, el término “παλιμψηστος”, cuya utilización en la Antigüedad nos es hoy día desconocida, tendría dos raíces:
1.      παλιν: cuyo signficado sería “hacer de nuevo”, parecido a nuestro prefijo “-re”.
2.      Ψαω: cuyo significado es “frotar, raspar o lavar”
            La cronología de los primeros palimpsestos se remonta al Antiguo Egipto y a Grecia, dónde aparecen muy temprano sobre papiro especialmente. La evidencia material es escasa por lo que se ha abierto una discusión en la actualidad sobre la frecuencia con la que se produjeron y la facilidad o dificultad de su ejecución.
            En Roma las primeras menciones que se conocen sobre los palimpsestos se remontan a Catulo (siglo I a. C.) en un poema que escribe contra Sufeno, reacio a transmitir sus malos versos sobre “papel sucio”, utilizando para ello el término palimpseston. Aunque se desconoce el tipo de soporte al que en realidad se refiere Catulo.
            El siguiente en nombrarlo es Cicerón en una carta que envía a Trebacio en el 53 a.C en la que alude a la reutilización de un soporte papiráceo por parte de su corresponsal.
            Más tarde, en Grecia, Plutarco (siglo II d. C) emplea el término metafóricamente en Moralia. Primero aparece en un fragmento en el que Platón cree encontrar al gobernante perfecto de su República en Dionisio de Siracusa, pero éste ya es un palimpsesto lleno de tachaduras. Más adelante en esa misma obra vuelve a emplearlo para referirse a los charlatanes que repiten una y otra vez como si estuvieran emborronando palimpsestos.
            A partir de la Antigüedad tardía, se da una gran escasez de fuentes.
            En cuanto a los soportes el debate es controvertido, se supone que la mayoría de los autores anteriores se debían referir al papiro, sin embargo, este soporte no es propenso a ser palimpsesteado. Por otro lado, el pergamino era muy apto sobre todo cuando se usaban “tintas lavables”, de origen vegetal.
Durante la Edad Media habrá un proliferamiento del palimpsesto, cuya causa es la carencia de pergamino, ya que este material era difícil de obtener y bastante caro. En este contexto histórico se vio que la buena calidad de los pergaminos de códices tardoantigüos los hacía aptos para la reutilización.
            No existe, como se cree en muchas ocasiones, que había un afán por destruir literatura antigua. Esto se demuestra porque también aparecen palimpsestos cuya scriptio inferior es un texto sagrado. Esto pasa sobre todo hasta el año 691 d. C., en el que por un decreto sinodial bizantino, se prohíbe la reutilización de textos sagrados a menos que estuvieran muy dañados.
            El afloramiento de palimpsestos refleja, como hemos visto anteriormente, las preferencias del momento histórico ya sean de contenido, de material, o de tipo de letra, además de la transformación del modelo de biblioteca.
            El palimpsesto medieval se da sobre todo en zonas marginales, no en grandes centros geográficos del saber medieval. Por tanto, la causa tradicional que se ha buscado a la elaboración de palimpsestos es la situación de “penuria”. Sin embargo, en contraposición a ésto, nuevas teorías hablan de la aparición de palimpsestos debido a una gran demanda de cultura escrita.
            Estos palimpsestos son típicos de las fundaciones monásticas irlandesas en el continente lo que hace preguntarse si sería un procedimiento habitualmente insular. También se realizan en Bizancio, debido a la necesidad de aprovechar al máximo el espacio existente para la escritura, y en las Universidades.

LA DESCRIPCIÓN DEL PALIMPSESTO DE RE PUBLICA

El palimsesto De Re Publica, contiene dos textos de dos de los autores más importantes de la historia de la filosofía.
En su Scriptio inferior encontramos el texto que da nombre al palimpsesto, De Re Publica, de Cicerón. Data del siglo V d. C., presenta una doble columna en letra uncial y está escrito en latín, los márgenes superior e inferior son más amplios que en la Scriptio inferior, al igual que el margen derecho. Sobre las columnas que contienen este texto, principalmente, podemos encontrar unas manchas que cambian el color dorado del soporte a un marrón sucio. Esto es debido a las técnicas utilizadas por Angelo Mai para desvelar los misterios de este palimpsesto.
Imagen 1: Muestra de una de las páginas del palimpsesto De Re Publica, destacan las marcas producidas por los elementos químicos utilizados para el tratamiento.




En cuanto a la Scriptio superior, se trata de un texto que contiene el Comentario a los Salmos de San Agustín, data del siglo VII d.C. Al contrario que la Scripto inferior, carece de columnas, sus márgenes son más estrechos, ya que en la Edad Media había un mayor aprovechamiento del soporte. También, como se puede comprobar en la imagen, el tamaño de las letras varía además de su tipología gráfica, ya que en este momento histórico la letra semiuncial causaba furor.
En términos generales, el soporte utilizado, como ya se ha dicho es el pergamino y presenta unas perforaciones, que, en el caso de la imagen, solo se intuyen en el margen derecho y que marcan el comienzo de las líneas auxiliares utilizadas en la Scriptio superior.


SCRIPTIO INFERIOR. CICERÓN COMO UNO DE LOS GENIOS POLÍTICOS DE SU TIEMPO

Orador, político y filósofo latino, nacido en Arpino en 106 a.C. Nacido en el seno de una familia plebeya de rango ecuestre, desde joven se trasladó a Roma, donde aprendió las artes retóricas y dialécticas que le llevaron a la cima de la abogacía tras la Guerra civil.
Decidido partidario del republicanismo y de la figura de Pompeyo, quien en ocasiones no correspondió a su fidelidad.
Desde la posición de cónsul en el año 64 a.C., hizo fracasar la reforma agraria propuesta por Rullo, hizo frente a los populares, liderados por Craso y César, y llevó a cabo una batalla que se haría famosa a lo largo de la historia a través de sus Catilinarias: su oposición a la conspiración de Catilina.
Sin embargo, su actuación a través de estos célebres discursos acabó por significarle el exilio años más tarde, cuando Clodio, elegido tribuno de la plebe (58 a.C.) gracias a César, consiguió el reconocimiento de una ley que sancionaba con la pena de muerte a todo ciudadano romano que hubiera hecho ejecutar a otro sin el previo consentimiento del pueblo.
Regresó a Roma apenas un año y medio más tarde, pero para entonces su carrera política estaba prácticamente acabada, situación que pareció hacerse definitiva con la dictadura de Julio César (48-44 a.C.). Sólo cuando éste fue asesinado, Cicerón volvió a la escena política para promover la restauración del régimen republicano fracasando estrepitosamente.  En un principio, mientras Marco Antonio aún no se había afianzado en el cargo, gozó de cierto poder y consiguió la amnistía para los asesinos de César, pero apenas aquél se sintió seguro, Cicerón se encontró con una fuerte resistencia, a la que hizo frente verbalmente con las catorce Filípicas.
Cicerón fue apresado y ejecutado en el año 43 a.C. durante la formación del segundo triunvirato.
La trascendencia de la obra de Cicerón estará muy marcada durante el medievo ya que su dialéctica será estudiada e imitada por todos los grandes autores de esa época. Sin embargo, su filosofía, demasiado política para los gustos medievales, será dejada en un segundo plano. A pesar de esto, Cicerón se convertirá en un habitual en las bibliotecas monásticas y, más adelante, en las universitarias y en las escolares de todo el mundo.

SCRIPTIO SUPERIOR. SAN AGUSTÍN TOMANDO EL RELEVO.

Aurelio Agustín nació el año 354 d.C. en Tagaste, Numidia. Hijo de un pequeño propietario patricio y de Mónica, quien influenciará profundamente en la obra de San Agustín. Estudiará principalmente filosofía y retórica, y encontrando dificultades en el aprendizaje de la lengua griega, que nunca llegó a dominar.
La lectura del Hortensio de Cicerón le causará una honda impresión que le acercará a la filosofía, adhiriéndose a las teorías de los maniqueos, hacia el año 373. En Cartago abrirá una escuela en la que continuará sus enseñanzas hasta el año 383 en que, tras el encuentro con Fausto de Milevo, a la sazón el más destacado representante del maniqueísmo norteafricano, decepcionado, abandonará el maniqueísmo.
Ese mismo año se trasladará a Roma, y luego a Milán, donde enseña retórica. De nuevo la lectura de Cicerón, ya abandonado el maniqueísmo, le acercará al escepticismo de la Academia nueva, hasta que escucha los sermones del obispo de Milán, Ambrosio, que le impresionarán hondamente y le acercarán al cristianismo. En este período descubre también la filosofía neoplatónica, leyendo las traducciones que había hecho de Plotino al latín Mario Victorino, y le también las epístolas de San Pablo.
En el año 386 se convierte el cristianismo. Ese mismo año se establecerá en Casiciaco y comienza a escribir sus primeras Epístolas. El año siguiente se bautiza en Milán y opta por una vida ascética y casta. Tras la muerte de su madre, se traslada a África el año 388, estableciéndose en Tagaste donde fundará un monasterio en el que permanecerá hasta el año 391. Dicho año se trasladará a Hipona, donde será consagrado sacerdote por el obispo Valerio. Allí fundará otro monasterio, en terrenos cedidos por el obispo, desarrollando una gran actividad filosófica y religiosa, destacando el carácter polémico contra las diversas herejías a las que se enfrentaba el cristianismo, y que San Agustín consideraba el principal problema con el que habría de enfrentarse.
El año 396 es nombrado obispo auxiliar de Hipona por Valerio, pasando a ser titular tras la muerte de éste. En los años 418 y 422, en plena descomposición del imperio tras el saqueo de Roma por Alarico, participa en el concilio de Cartago y continua su activa producción filosófica y religiosa que abarcará más de 100 volúmenes, sin contar las Epístolas y Sermones. El año 430, estando sitiada Hipona por las huestes de los vándalos de Genserico, morirá, poco antes de que la ciudad fuera completamente arrasada.
San Agustín se convirtió en el primer filósofo de la cristiandad y su pensamiento fue el más estudiado hasta el siglo XII, tomándose como referencia para la comprensión del pensamiento cristiano. Un pensamiento que, hasta la recuperación de Aristóteles, tomará como referencia a Platón, en la forma filosófica, y a Cicerón, en la forma retórica.

EL DESCUBRIMIENTO DEL PALIMPSESTO DE RE PUBLICA POR ANGELO MAI

Angelo Mai nació en una modesta familia de Schilpario, en Lombardía. En 1799 entró en la Compañía de Jesús, y en 1804 ya era profesor de clásicas en el colegio de Nápoles. Tras completar sus estudios en el Collegium Romanum, vivió durante algún tiempo en Orvieto, donde ejerció como profesor y se dedicó a los estudios sobre paleografía. Los acontecimientos políticos de 1808 motivaron su huida de Roma, a donde había vuelto en ese periodo, y su establecimiento en Milán, donde fue nombrado en 1813 custodio de la Biblioteca Ambrosiana.
Entonces se lanzó con su característica energía y celo a la tarea de examinar los numerosos manuscritos dejados a su cargo, y durante los siguientes seis años pudo devolver al mundo un considerable número de trabajos literarios largamente perdidos. Tras dejar la Compañía de Jesús, fue invitado a Roma en 1819 como supervisor jefe de la Biblioteca Vaticana. En 1833 fue transferido al cargo de secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y el 12 de febrero de 1838 fue ascendido a la dignidad de cardenal. Angelo Mai murió en Castelgandolfo, cerca de Albano, el 8 de septiembre de 1854.
El más grande de los hallazgos de Angelo Mai fue De Re Publica de Cicerón, en 1822. Para asegurar la publicación regular de sus hallazgos, comienza una periódica serie de Anécdotas: “Scriptorum veterum nova collectio” (10 vols., 1825-38); “Classici auctores” (10 vols., 1825-38); “Spicilegium Romanum” (10 vols., 1839-44); “Novum Patrum Bibliotheca” (7 vols. 1852-54), publicados por el propio Mai.

La figura de Angelo Mai será esencial para los avances en el estudio de los palimpsestos, mediante la utilización de reactivos químicos que tenían una efectividad momentánea sobre tintas de base metálica. Sin embargo, estos métodos suponían un gran riesgo para la preservación de manuscritos, como se puede comprobar en la Imagen 1.

SIGUIENDO LAS PISTAS: LOS MOVIMIENTOS DEL PALIMPSESTO.

EL MONACATO CÉLTICO.

El monacato irlandés nace de la mano de San Patricio en la Irlanda del siglo V.
Considerado como auténtico fundador del país, Patrico nació hacia el 400 d.C. en el seno de una familia británica romanizada. Siendo adolescente unos piratas irlandeses le capturaron llevándole como esclavo a su país, donde se familiarizó con las costumbres y tradiciones de los irlandeses, aun paganos. Tras su liberación, y siendo ya un adulto, Patricio se propuso la misión de la cristianización de los escotos.
La conversión de este pueblo no se realizó de una manera homogénea, sino que San Patricio y sus seguidores fundaron y crearon diversos monasterios que servían como centro de la vida cristiana del momento y donde los obispos, si es que los había quedaban sometidos a la autoridad de los abades, verdaderos colonizadores del país. De esta manera no se creó, como si se había hecho ya en otros lugares de Europa una red episcopal sino la monaquización de la vida, de esta manera, los jefes de clanes convertidos desempeñarán el papel de obispos y abades en sus respectivas comunidades.
Unido a este extraño sistema se dio una proliferación de diversas reglas monásticas, que a pesar de su disparidad tuvieron algunos elementos comunes como el trabajo manual, las penitencias durísimas, y el autoexilio, traducido en una labor de peregrinación evangelizadora, causa fundamental de la fortuna de la iglesia irlandesa durante algún tiempo no solo en las islas sino también en el continente.



LA FIGURA DE SAN COLUMBANO Y EL MONASTERIO DE BOBIO

San Columbano nació en torno al año 543 en el sudeste de Irlanda. Educado en su casa por óptimos maestros que le orientaron al estudio de las artes liberales, se encomendó luego a la vida monástica, siendo nombrado sacerdote en el monasterio de Bangor.
Cuando tenía alrededor de cincuenta años, siguiendo el ideal ascético del monacato irlandés de hacerse peregrino por Cristo, partió hacia el continente con doce compañeros.
La fundación de monasterios se llevó a cabo sobre las ruinas de una antigüedad próspera de la que por aquel entonces solo quedaban las tristes cenizas. La fama de estos monjes que, viviendo de la oración y en austeridad, construían hogares y cultivaban la tierra, pronto se difundió atrayendo a una gran masa de peregrinos que se unían a ellos.
El monasterio de Luxeuil será el monasterio en el que San Columbano viva casi veinte años y escriba la mayor parte de su obra. A él le debe la Iglesia Cristiana la penitencia y la confesión privadas. De hecho, sus ideas no fueron bien recibidas entre los obispos franceses. No es de extrañar teniendo en cuenta la intransigencia del santo con respecto a todas las cuestiones morales, incluidas las que no ponían en tela de juicio ninguna tradición cristiana. Fue por ello por lo que San Columbano entró en conflicto con la casa real, debido a las relaciones adúlteras que mantenía el rey Teodorico, siendo el santo y sus seguidores expulsados de Luxeuil.
Tras diversos años vagando por Europa y, de nuevo, debido a complicaciones políticas, San Columbano decide cruzar los Alpes rumbo a Italia. Allí el arrianismo aún era dominante entre los longobardos por lo que San Columbano, integrándose con gran autoridad en este contexto, dedicó sus últimos años a combatirlo.
Finalmente, el rey longobardo le asignó alrededor del año 613 un terreno en Bobbio, donde San Columbano fundaría un monasterio en el que moriría dos años más tarde.
            El monasterio de Bobbio se convertirá pronto en un centro de sabiduría importantísimo debido a su fastuosa biblioteca y a su posición estratégica.
            En este caso no vamos a hablar de la abadía en sí y nos centraremos en su biblioteca, ya que ella nos desvelará la verdadera historia del viaje del palimpsesto De Re Publica.
El núcleo de la biblioteca de la abadía estuvo formado posiblemente por los manuscritos traídos desde Irlanda por Columbano, aunque estos deben haber sido realmente muy pocos, y por los tratados escritos por él mismo.
Un catálogo de finales del siglo IX, publicado por Ludovico Antonio Muratori nos muestra que todas las ramas del conocimientos, humano o divino, estaban presentes en la biblioteca. El catálogo consta de más de 600 volúmenes, muchos de los cuales han desaparecido y el resto fueron a parar a manos de colecciones particulares.
En 1616, el cardenal Federico Borromeo se llevó para la Biblioteca Ambrosiana de Milan ochenta y seis volúmenes, incluyendo el famoso "Bobbio Orosius", el "Antiphonarium benchorense", y el Jerónimo de Bobbio, un palimpsesto de la versión gótica de la Biblia realizada por Ulfilas. Otros veintiséis volúmenes fueron entregados en 1618 al papa Pablo V para la Biblioteca Vaticana. Muchos otros se enviaron a Turin, donde, además de los que se guardan en los Archivos Reales, había otros setenta y uno en la biblioteca Universitaria hasta el desastroso incendio del 26 de enero de 1904.

ESQUEMA FINAL DE LOS MOVIMIENTOS

Con los pocos datos de los que disponemos a la hora de analizar los movimientos definitivos del palimpsesto solo podemos seguir un esquema deductivo que nos lleve a su recorrido definitivo en el tiempo y en el espacio. Dicho esquema se basa en todos los epígrafes expuestos anteriormente.
Como sabemos la Scriptio inferior del palimpsesto, o sea, la que contiene el texto de Cicerón, data del siglo V d.C., época en la que se funda en el norte de Irlanda el monasterio de Bangor. Seguramente fue en aquel lugar en el que se realizó la copia de De Re Publica, ya que este monasterio fue un gran centro de cultura en la isla.
Allí fue nombrado sacerdote y estudió San Columbano, en una época en la que el monasterio contaba con numerosos monjes, lo que suponía la necesidad de mayor numero de libros.
Es sabido que cuando los monjes celtas viajaban en misión evangelizadora llevaban consigo manuscritos y códices que usaban para liturgias y estudios. Seguramente este palimpsesto viajara con San Columbano en sus viajes desde Irlanda hasta Italia.
Más adelante, en la abadía de Bobbio en el siglo VII se realizó la Scriptio Superior. Los motivos para realizar un palimpsesto son muy diversos. Empecemos por hablar del contexto histórico del palimpsesteado. La Italia en la que nos situamos está marcada por los constantes problemas políticos y, más importante para nuestro propósito, religiosos. El arrianismo y la idolatría son cosas habituales durante la primera mitad de esta centuria, y el monasterio de Bobbio, siguiendo el ejemplo de San Columbano, ya fallecido, continúa combatiéndolos sin cesar. A su vez se comienza a dar una transformación en el sistema monástico vigente, en el que ha entrado en juego la Regla de San Benito, mucho menos severa que la de San Columbano. Es en este momento el monasterio de Bobbio acoge dicha regla, primero de forma opcional y, más adelante, definitivamente. Debido a los cambios y a la batalla contra el arrianismo siendo muy posible que la necesidad de aumentar el número de volúmenes de carácter eclesiástico.
El ambiente de este turbulento siglo VII supondría un encarecimiento del pergamino o, en cualquier caso, su difícil obtención, por lo que se verían obligados a reutilizar el pergamino de los volúmenes que contuvieran textos anodinos para la situación. Se sabe que el palimpsesto de De Re Publica, no es el único que procede del monasterio de Bobbio, ejemplo de ello es el Jerónimo de Bobbio, un palimpsesto de la versión gótica de la Biblia realizada por Ulfilas, bajo el cual subyacen las Institutiones de Cayo. Esta comparación nos explica la situación cultural del momento, en el que dejan de interesar las obras políticas o jurídicas de los antiguos, que son sustituidas, como ya se ha dicho antes por obras de carácter eclesiástico.
Como ya sabemos, en el siglo XVII muchos manuscritos fueron llevados a la Biblioteca Ambrosiana de Milán, esto se debe, principalmente, a la necesidad de engordar las estanterías de una biblioteca recién construida.
En la Biblioteca Ambrosiana fue, finalmente, donde lo encontró Angelo Mai en el siglo XIX.


BIBLIOGRAFÍA

ESCOBAR, Ángel, El palimpsesto grecolatino como fenómeno librario textual, Zaragoza, 2006, 194 pp.

BENEDICTO XV, Audiencia General del Miércoles 11 de junio de 2008, Ciudad del Vaticano, 2008, 5 pp.

MITRE, E., Historia de la Edad Media en Occidente, Madrid,  Ed.  Cátedra,  1995. •  Capítulo  3:  “La  Iglesia romana como  fuerza de unidad  del  Occidente” (pp.51-53)

GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A. Y  SESMA, J.A.,  Historia  de la Edad Media.  Una síntesis  interpretativa,  Madrid,  Alianza Editorial,  1998. •  Capítulo  1.C.  y  1.D.:  “El  nacimiento  de  la Cristiandad  occidental”  y “Conclusión:  la pervivencia de una sociedad  antigua  bautizada por  el cristianismo”  (pp.  84-85)   

    WEBGRAFÍA




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