LOS ESPACIOS DEL TRABAJO FEMENINO EN LA CASTILLA DEL SIGLO XV. UN ARTÍCULO QUE REVALORIZA LAS APORTACIONES DE LAS MUJERES EN LA EDAD MEDIA.
DEL VAL VALDIVIESO, M.ª Isabel: “Los espacios del trabajo
femenino en la Castilla del siglo XV”, en Stud.
hist., H.ª mediev., nº 26, 2008, pp. 63-90.
La autora comienza criticando que los estudios sobre el
trabajo de las mujeres han sido escasos y que siempre han aparecido en la historiografía
tradicional en relación con la figura masculina. Además siempre se ha
considerado que las mujeres participaban del trabajo exclusivamente en el
ámbito doméstico.
Divide los ámbitos de trabajo entre: privado y público. Sin
embargo, insiste en que dichos ámbitos no están definidos con claridad en
algunas ocasiones, por ejemplo, cuando el ámbito familiar incluye un taller y
las mujeres participan del trabajo de dicho taller. Otras veces, como las
mujeres no podían estar “ociosas”, participaban del trabajo de carácter público.
Por otro lado, en ocasiones, el ámbito público se entremezcla con el privado, de
tal manera que si una mujer tiene que ir al mercado para abastecer el hogar
también participa del ámbito público. Por último, en el ámbito público, también se incluyen actividades de carácter político, que sí podían ser realizadas en
algunas ocasiones por las mujeres.
Al ser una división tan difusa, la autora va a organizar su
exposición en cuatro partes:
La provisión y mantenimiento del hogar, que incluye: la
higiene y la limpieza; la alimentación del grupo doméstico, que no solamente
incluye el trabajo culinario, sino también el aprovisionamiento de alimentos y
agua; el cuidado de niños, ancianos y enfermos; y la provisión de vestido a los
integrantes del grupo familiar. Todos ellos implican unión entre ámbito privado
y público ya que obligan a la mujer a estar fuera del hogar.
El trabajo artesanal, que muchas
veces va ligado al ámbito doméstico, ya que hogar y taller compartían espacio.
Los hombres solían dirigir el taller, pero, en ocasiones, especialmente cuando las mujeres enviudaban, eran ellas las que se encargaban del negocio. Otras
veces, las mujeres trabajaban en un taller ajeno, aunque hay poca documentación
al respecto. Y otras, una mujer podía ser propietaria de un taller,
especialmente en los sectores feminizados. En la misma línea, ubica la autora el
trabajo campesino, al colaborar las mujeres en la explotación familiar, o
trabajando como jornaleras.
El comercio, en el que las
mujeres aparecen vendiendo su propia producción artesanal o rural, o como
comerciantes profesionales a gran escala o a escala local. Destacan en este
ámbito comercial las viudas.
Por último, hay otros sectores
que incluyen a mujeres en sus filas, de la mano de varones, o por cuenta
propia. Destacan: las mesoneras, que solían estar ligadas a un varón, aunque
hay documentación que demuestra la posición de propietaria de alguna mujer; las
peonas del sector de la construcción, que parecían cobrar menos que los
hombres; las trabajadoras en el ámbito de la salud, como parteras, nodrizas,
médicas, enfermeras, cuidadoras, etc.; y las encargadas de los baños, como
trabajadoras o como titulares de los mismos.
“El sentido de esta realidad apunta al menos a dos
cuestiones: la contribución femenina a la construcción social y la posibilidad
del establecimiento de redes de relación femeninas. Es indudable que las
mujeres aportan su esfuerzo y saber a múltiples campos, de manera que, aunque
estén sometidas al poder y control de los varones, que son quienes monopolizan
el poder público y el doméstico, realizan importantes contribuciones al interés
colectivo, tanto familiar como de la comunidad. Además estrechan lazos entre
ellas en los lugares de encuentro fuera del hogar (fuente, lavadero, mercado,
habitación del parto, etc.), ya que, inevitablemente, en ese ir y venir se
relacionan entre sí con lo que establecen amistades y enemistades.”
He querido destacar esta cita ya que resume muy bien las
aportaciones de las mujeres a la sociedad, a pesar de las trabas que nacen de su posición subordinada al hombre. Además me parece interesante que la autora incluya en esta reflexión las relaciones sociales de las mujeres, ya que,
aunque no se abarca plenamente en el artículo, creo que da pie a pensar en las ayudas que podían darse
unas a otras en el desempeño de sus trabajos y en los sabotajes de los mismos.
A parte de esta conclusión, la autora insiste en que las
mujeres sí participan del trabajo en el ámbito público, y que es erróneo incluirlas
exclusivamente en el privado.
Me ha parecido un buen artículo.
El esquema de la redacción es muy claro y el texto no se hace pesado, además
los ejemplos utilizados son precisos. Creo que la reflexión de la autora no solo
afecta a Castilla, ya que los trabajos de las mujeres eran similares a los
descritos en el texto en otras partes del mundo occidental, lo cual es algo
positivo, ya que, aunque dirige su explicación hacia un lugar concreto, el
esquema de la redacción se puede comparar con otros lugares.
Por otro lado, estoy de acuerdo
con que el ámbito privado y el ámbito público, que tradicionalmente han sido
comparados con el ámbito doméstico y el ámbito político respectivamente, tienen
unas delimitaciones muy difusas, y que las mujeres han participado en ambos de
forma activa, aunque subordinadas a los hombres y tuteladas por ellos en la
mayoría de los casos.
Creo que es positivo que se
redacten textos como este que ayuden a tener una visión mas amplia de ámbitos
en los que no se han tenido en cuenta históricamente a las mujeres.
Os dejo el enlace para que podáis leerlo completo: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2963814
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